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domingo, 31 de marzo de 2024

2009: Colombia, la vena más abierta de América Latina

 

Entrevista a Ricardo Ferrer Espinosa, autor de 

"Nos matan y no es noticia. 

Negocios y masacres en el río Atrato"

https://rebelion.org/colombia-la-vena-mas-abierta-de-america-latina/


Fuentes: Rebelión

Hace mucho que la realidad colombiana viene excediendo con creces el mundo onírico y el realismo mágico de la obra garcíamarquiana. Hoy quiere parecerse a una pesadilla del más crudo hiperrealismo. Anticipando todos los escenarios catastróficos, pareciera que la debacle final de la oligarquía colombiana, arrastrara al abismo a todos los sectores de la sociedad. […]

Hace mucho que la realidad colombiana viene excediendo con creces el mundo onírico y el realismo mágico de la obra garcíamarquiana. Hoy quiere parecerse a una pesadilla del más crudo hiperrealismo. Anticipando todos los escenarios catastróficos, pareciera que la debacle final de la oligarquía colombiana, arrastrara al abismo a todos los sectores de la sociedad. La última operación política para salvar las grandes fortunas y el poder atesorado por los grupos dominantes a través de décadas, consiste en facilitar las bases militares al ejército norteamericano como último recurso para cautelar su espacio de dominación en el área y como plataforma «preventiva» contra procesos políticos y gobiernos insumisos de las ordenanzas del imperio.

Ricardo Ferrer fue periodista de la Red Colprensa, de diarios como El Colombiano, comunicador social de varias radioemisoras, testigo y sobreviviente de la masacre de Atrato y actualmente refugiado en España. En enero del próximo año publicará su testimonio: Nos matan y no es noticia. Negocios y Masacres en el Río Atrato. Profundo conocedor de la realidad de su país, nos describe un detallado análisis de la convulsa situación colombiana y expone con claridad lo que muchas veces es distorsionado tanto en Europa como en el resto de América Latina.

1.- Ricardo, ¿que sucedió exactamente en Atrato?

En la mañana del viernes 30 de mayo de 1997 entró un mensajero de las FARC en mi oficina para solicitarme que actuara como mediador entre la Guerrilla y el Comité Internacional de la Cruz Roja. Como Jefe de prensa de METROSALUD, la red de salud de Medellín, creí mi deber intervenir en esta acción de carácter netamente humanitario. La mediación serviría para verificar el estado, entregar muestras de supervivencia de diez prisioneros, infantes de marina, en poder del Frente Nº 57 de las FARC en la zona de Murindó y sobre todo negociar su inmediata liberación.

Dado que en el Derecho Internacional los actores en conflicto interno o externo reconocen a los servicios de salud como entes neutrales, la guerrilla solicitó la mediación o buenos oficios, conscientes de que el enfrentamiento con el ejército y los paramilitares era inminente y podría ocurrir en una masacre de los prisioneros que se encontraban «Fuera de combate por detención»; definición que permite la plena aplicación del Artículo Tercero, común a los cuatro acuerdos de Ginebra. Recordé una frase del Deuteronomio que le escuché a mi padre cuando niño: «Elegirás la vida», y me dispuse a dar lo mejor de mí para que esta operación no costara vidas humanas. Además de eso la Constitución colombiana expresamente señala en un artículo la obligación de los ciudadanos de contribuir a la paz.

Sin embargo, desde un primer momento me fui dando cuenta que el ejército no tenía ninguna intención de favorecer la mediación, ni siquiera que esta se realizara. Ya en el hangar para vuelos arrendados (Charters), fui interceptado por un individuo de raza negra que me dio su nombre y me señaló que si yo hacía el viaje a Vigía del Fuerte sería muy peligroso para mí y debía ver bien cómo iba a regresar.

Yo pensé que sería sometido a ese tipo de control a mi llegada a Murindó por parte de los mandos de los paramilitares, pero mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que ya desde Medellín agentes de no sé que servicio exactamente, conocían todos mis movimientos. Te reitero que mi función consistía exclusivamente en recoger las pruebas documentales de supervivencia de los prisioneros (cartas, fotos, identidades, etc), para entregarlas al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Se crearía una zona de despeje militar en la zona del Caguán donde la guerrilla pretendía entregar además a otros setenta militares prisioneros de guerra, provenientes de diversas regiones del país, todo ello antes del 15 de junio de 1997.

2.- ¿Que pudiste comprobar a tu llegada?

Desde que la avioneta aterrizó en Vigía del Fuerte comenzaron a suceder cosas muy extrañas que me hicieron pensar que algo anormal estaba sucediendo en la zona. Debo decirte que esa es una región selvática, de población principalmente negra e indígena y en la cual yo llamaba inmediatamente la atención por mi tipo físico. Como conocía el lugar, esperaba a mi llegada encontrarme con gente en la pista de aterrizaje, en las calles del pueblo, ventas de fritangas en las veredas, música en el ambiente, como es en las regiones calientes, pero todo estaba desierto.

Me dirigí al embarcadero para continuar viaje en panga (lancha) hacia Murindó, pero ninguno de los lancheros quiso llevarme, aduciendo que ese día no estaban haciendo viajes a Murindó. Tampoco había niños bañándose en la ribera del río como había visto en otras oportunidades. Como pensé que los lancheros no querían llevarme por una cuestión de dinero comencé a regatear con ellos, pero me dijeron en grupo: «Entiéndanos doctor. Es que no están bajando lanchas hacia Murindó».

Fui a la alcaldía, me presenté con el alcalde Wilson Chaberra en su oficina. Había cuatro hombres a su alrededor y un ambiente tenso. Le informé que en Medellín estábamos preparando un Seminario Nacional de Empresas Sociales del Estado, el cuál incidiría en la calidad presupuestaria en los Hospitales y Centros de Salud en todo el país, todo lo cual era cierto. Le entregué unos textos educativos de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, confeccionados por Metrosalud, además de trípticos y plegables. Me recibieron los documentos y procedieron a mecanografiar una nota oficial de recibo, además de una constancia de mi visita. Mientras cumplían ese trámite, me dirigí al baño y una persona a la que no puedo nombrar, ni entregar su cargo, me siguió y mientras yo estaba orinando me dijo en voz baja y sin mirarme: «Usted está en serio peligro de muerte. Aquí están pasando cosas terribles. Tiene que buscar el modo de irse lo más pronto posible. No vaya a Murindó porque toda la gente está huyendo de allá».

Salí conmovido de la alcaldía y me dirigí al hospital de Vigía del Fuerte para entrevistarme con el Médico Jefe o el director. Ninguno estaba. Sólo encontré a unas muchachas adolescentes en la oficina del segundo. Me dijeron que ellas eran Voluntarias de Salud y venían desde Murindó con los funcionarios. Les pregunté si podía hacer el viaje de regreso con ellas. Una de las chicas me dijo que tenía que presentarme con el comandante de las autodefensas, que sólo él podía autorizar el viaje. Entonces les propuse pagar yo el combustible. Una chica negra se asustó mucho y me dijo que si iba alguien no autorizado en el viaje, los podían matar a todos y echarlos en el río. Que ya lo habían hecho antes. Además, los paramilitares controlaban absolutamente todo lo que se cargaba en las lanchas, especialmente la comida, la sal y la gasolina. Controlaban hasta la última gota de gasolina que entraba o salía de Murindó. Se registraba a todos los pasajeros que salían, y debían volver los mismos en cada lancha. Salí del hospital ya con miedo, se me acercó otra muchacha que sin más me dijo que debería hablar con el comandante de las autodefensas, que era «un amor» y que ayudaba mucho a la gente.

No quise comprometerme y le pedí la referencia de un hotel donde alojarme. Me recomendó uno que estaba cerca del embarcadero; durante la comida continué escuchando historias de masacres, una anciana que valientemente se sentó a mi lado me contó que le habían muerto un familiar que era su único apoyo para su sustento, otra chica completamente enrabiada me contó que le habían asesinado un amigo de la infancia, y me dijo «¿por qué no se meten con la guerrilla esos hijueputas?»

La anciana que al principio comenzó hablando muy bajito, luego me dijo desesperada: «¡Señor, usted tiene que contar lo que está pasando aquí!».

Todas la versiones coincidían en una versión central. El día 22 de mayo llegaron los paramilitares en pangas (lanchas rápidas), y comenzaron a asesinar personas de los poblados acusándolas de colaborar con la guerrilla. Los vecinos mencionaban muchos nombres sueltos, pero lógicamente no tenían una lista oficial. Luego entró el ejército y no le pusieron problemas a «los paracos», me decían. Nadie se metió, ni la alcaldía, ni la policía, ni el juez. ¡Ninguna autoridad intervino para proteger a la población civil! Veían cadáveres flotando en el río, piernas, brazos y miembros descuartizados y miraban para otro lado.

«Nos están matando y por la radio no sale ni una sola noticia», me decían consternados. Estamos en poder de los mochacabezas. Pero lo peor para mí estaba por venir. Regresé a la residencia y recuerdo haber estado leyendo una novela de Guy de Maupassant Bel ami. De pronto la puerta se abrió de golpe y veo a un hombre de raza negra, joven y atlético encañonándome con una pistola. El hombre estaba acompañado de una mujer. Ambos estaban muy alterados, yo retrocedí mostrándoles que no llevaba nada en las manos. Comenzaron a registrarlo todo, mis ropas, mi bolsa de viaje.

El hombre que luego se presentó como el comandante de Vigía del Fuerte de las Autodefensas de Córdoba y Urabá, me dijo que estaban en guerra a muerte con la guerrilla, sus colaboradores y «toda la basura» y que los matarían a todos. Al ver el libro que estaba leyendo me hizo relatarle de qué se trataba. Me quedó claro que no sabía nada de literatura y menos de los novelistas franceses del S. XIX. La mujer estaba fuera de sí y me miraba agresivamente con los ojos desorbitados registrándolo todo, afortunadamente no encontró el carné de periodista que estaba en un bolsillo lateral de la maleta. El hombre me preguntó que quién era yo, y qué hacía en Vigía del Fuerte. Luego me dijo que no correspondía con la descripción que le habían dado de mí. Le mostré las cartillas y los trípticos de salud y le dije lo importante que era preparar el II Seminario de Empresas Sociales del Estado. Que incidiría directamente en la atención de los habitantes de la región. Luego me dijo que nadie le había avisado de la Dirección Seccional de Salud de Antioquia, ni tampoco de la Gobernación de Antioquia sobre la visita de un funcionario de Salud. Que a él le avisaban por teléfono las visitas. Ahora deduzco la estrecha relación entre los altos funcionarios de la gobernación de Antioquia y los escuadrones de la muerte. Adivina quién era el gobernador de Antioquia de la época: Álvaro Uribe Vélez, principal promotor de las cooperativas de seguridad privada «Convivir». El paramilitar tampoco me pareció «el amor» que me había descrito la muchacha.

3.- ¿Que relación real existe entre el paramilitarismo y el Estado colombiano en el área?

Uribe y la élite colombiana han convencido a los Estados Unidos de que son la fuerza necesaria para impedir el avance de los movimientos sociales. Entre 1994 y 1998 la oligarquía colombiana pensó que podía perder el poder. Esa afirmación está recogida en diferentes documentos divulgados por analistas sociales de la derecha (por ejemplo, el Instituto Rangel). Los gobernantes optaron por la guerra sucia a mayor escala desde 1996. En ese marco se diseña el Plan Colombia. Para ese objetivo debían necesariamente producir una reingienería en las Fuerzas Armadas y subordinarlas directamente al Comando Sur del ejército de los Estados Unidos con base en Panamá, específicamente al 7º Grupo de Operaciones Especiales (los Boinas Verdes), quienes son los que han asesorado todo este proceso.

Para mí, las matanzas de Mapiripán y las mismas del Río Atrato marcan el inicio de un nuevo modelo de guerra sucia; la llevan a su máxima expresión, es decir, matanzas indiscriminadas de campesinos para lograr su desplazamiento mediante el terror, esto es en la Costa Caribe, Costa Pacífica, Pie de Monte Llanero, y las inmediaciones de las principales ciudades de la Costa.

Así se establece esta alianza de la muerte entre estado-gobierno-ejército y paramilitares. Los paramilitares no son ni más ni menos que subcontratistas que hacen el trabajo sucio y liberan al ejército de la represión atroz y descarada, preservando su imagen de institucionalidad. Luego el ejército consolida los territorios y se lleva los créditos como «garante» de la seguridad ciudadana.

Pero cuando los paramilitares se convierten en una amistad incómoda, en un incordio porque tienen memoria y conocen todo el rodaje, también pueden ser objetos de la represión. Se calcula que el gobierno ha tenido que matar a más de dos mil mandos del sicariato, capaces de demostrar sus vínculos con ellos y el narcotráfico.

Luego de doce años de guerra sucia, se ha hablado una y otra vez de desmovilización de los paramilitares. Siempre ha sido una farsa. Han cambiado de nombre, han muerto sus mandos, pero la guerra sigue igual. Continúa el expolio, las tierras jamás han sido devueltas, ¿por qué? Porque se trata de territorios con enormes riquezas para megaproyectos que no incluyen a los habitantes del entorno a la hora de intervenir con obras ingenieras. Se proyectan grandes centrales hidroeléctricas, oleoductos, carreteras, minas a cielo abierto, cultivos industriales con resultados catastróficos para la gente. No es mera coincidencia que ocurran las masacres en zonas cercanas a los megaproyectos no sólo en Colombia sino en México y Perú.

En el caso nuestro, una investigación adelantada por un grupo canadiense concluye que Colombia es uno de los 10 países más ricos en recursos del mundo, con yacimientos minerales de oro, cobre, manganeso, petróleo, además de recursos hídricos notables, e incluso plantas y animales sin clasificar. Por eso es que una premisa de los paramilitares cuando llegan a los campos y preguntan al propietario: «¡Me vende su tierra o le compro a su viuda!». Muchas veces lo que quieren es plantar palma africana para producir biodiesel. Así se han producido desplazamientos masivos a Turbo, Apartadó, Chigorodó, Medellín y Quibdó. Luego de matanzas de familias enteras.

En el caso del Río Atrato soy un convencido de que lo que está atrás de la matanza es la construcción de un canal interoceánico (Atrato-Tuandó) de las mismas características que el Canal de Panamá. La marcha triste de los desplazados se inicia en los despachos del BID y del Banco Mundial. Hay dos siglas tenebrosas a tener en cuenta, IIRSA y PPP. Iniciativa de Integración de Infraestructuras para Sudamérica y Plan Puebla Panamá. Ganancias para las multinacionales, violencia para los naturales. En nombre del progreso , campesinos inocentes y sus familias han muerto o han sido desplazados para codicia de las empresas y sus megaproyectos. ¡Exijo que se les haga justicia!

4.- ¿Cómo se explica entonces las reelecciones sucesivas de Uribe en el gobierno colombiano?

Para comprender la realidad específica de Colombia hay que remontarse a la historia del siglo XIX. Luego de la independencia de España, el poder se atomizó, nunca se consolidó un verdadero estado nacional. La burguesía de Colombia siempre fue vendida, sumisa, dependiente de otros poderes externos al país. La oligarquía gobernante se vendió primero a los ingleses desembozadamente, y luego a los Estados Unidos cuando cambió el imperio. Siempre fueron otros los que devoraron nuestras materias primas y jamás hubo políticas de desarrollo nacional ni una reforma agraria. Se trata de familias voraces que no han vacilado en vender los intereses nacionales a potencias extranjeras.

La violencia entonces se puede resumir en pocas líneas. Intolerancia política, alergia a las reformas sociales y asesinato sistemático de la oposición que se atreva a plantear los cambios en el sistema social de Colombia. Como resultado tenemos una democracia genocida, como bien la ha descrito el sacerdote Javier Giraldo. Los colombianos nunca hemos tenido paz, hemos sobrevivido en guerras interminables donde los que cargan el fusil son siempre los pobres, en uno y otro bando. Los guerrilleros, los militares y sus sicarios paramilitares son todos de origen humilde; la burguesía colombiana no sufre de manera directa la guerra; por eso siempre afirman que en Colombia no pasa nada.

A Colombia siempre la ha gobernado una élite sanguinaria que nunca ha admitido reformas sociales. Cada propuesta política diferente ha sido recibida a tiros. Los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán, José Antequera, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro León-Gómez, por nombrar a los principales dirigentes que se atrevieron a esbozar un camino alternativo son la muestra más patente. Querían ser presidentes de otra Colombia. Todos proponían una manera nueva de gobernar, y todos pagaron con sus vidas el haber planteado reformas sociales.

Gaitán, que había estudiado a fondo el modelo de seguridad social aplicado en Italia luego de la segunda guerra y podía entenderse como cercano a las ideas socialdemócratas, fue calificado de comunista y asesinado. Una y otra vez los lideres y políticos del cambio son asesinados.

En este escenario, el conflicto colombiano tiene actualmente un ingrediente muy activo: una prensa vendida al proceso paramilitar, que maquilla los muertos, que alaba a los victimarios, que justifica la guerra sucia. Es de esa manera que es elegido Alvaro Uribe, con una promesa populista de acabar con la guerra, terminar con la guerrilla y modernizar el país. ¿Cómo lo hizo? Comprando conciencias, eliminando opositores, gobernadores, alcaldes, senadores…Ahí está el famoso pacto de Realito que se constituyó para refundar Colombia bajo un acuerdo de gobierno, militares, narcotráfico y paramilitares, y donde habían varios uribistas. En Colombia se habla ya de la política y la parapolítica.

5.- Una pregunta difícil: ¿Cuál es la relación entre el narcotráfico, la economía y la política en Colombia?

El tema es demasiado extenso, pero podría decirte que desde 1974 a Colombia la han gobernado presidentes muy amigos del narcotráfico. Esto tiene sus antecedentes luego de la guerra de Vietnam, cuando en Estados Unidos existía una masa de excombatientes y drogadictos que necesitaban urgentemente suministros de droga desde el exterior del país. ¿Quién podría suministrársela? Colombia. Si alguien se tomara el trabajo de revisar las «amnistías tributarias» en Colombia, el rastro del dinero delataría una huella muy marcada que va desde los grandes capos de la mafia hasta el congreso de la república. Periódicamente los gobiernos han facilitado que los dólares de la mafia ingresen a la economía formal.

Desde 1974, el presidente Alfonso López Michelsen coqueteaba con la mafia de la marimba (marihuana). Los siguientes quisieron seguir el ejemplo. En agosto de 1986, César Gaviria Trujillo era el ministro de Hacienda del nuevo presidente Virgilio Barco. Gaviria Trujillo diseñó diferentes amnistías tributarias que permitieron sanear (lavar) millones de dólares al narcotráfico. Posteriormente, en 1990, el viejo ministro de Hacienda recibió todo el apoyo del mundo mafioso para ser presidente de la república. Y Gaviria logró la presidencia. Es apenas lógico. Y así ha venido ocurriendo desde 1974, que cada presidente de Colombia se ha acercado un poco más al narcotráfico.

Con Uribe, en el 2002, llega el asalto final. ¿Para qué contentarse con las migajas del poder cuando lo podían tener todo? Eso han hecho descaradamente los empresarios llevando a un narcotraficante a la presidencia de la república. Estados Unidos conoce de sobra los orígenes del narcotraficante número 82 en las listas de la DEA. No es la primera vez que Estados Unidos se alía con narcotraficantes, ¿No fue así en el escándalo Irán-Contras?, ¿Con quien estaban aliados? Y cuando ayudaban a los Talibán en la guerra ruso-afgana, no financiaban las operaciones con el tráfico del opio? ¿Alguién ha olvidado a Noriega, el presidente narcotraficante que trabajaba para la CIA?

Un ejemplo de la influencia del narcotráfico en la economía colombiana se refleja en un informe de la CEPAL sobre la economía de Latinoamérica en la década de los ochenta. Todos coincidían en una sola frase. Los 80 fue una década perdida. Pero en Colombia no. La economía no sufrió estancamiento. Las empresas e industrias estaban plenamente financiadas. Y vuelvo a citar la razón: los narcotraficantes, con el dinero a manos llenas, aprovechaban las frecuentes amnistías tributarias para legalizar los capitales y crear empresas que realmente activaron la economía, pero sobre una base económica y política que maneja la delincuencia. ¿ Será que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos y Europa no vieron esa polvareda de coca? ,¿Y los organismos económicos mundiales tampoco? Esa delincuencia se legitimó y terminó por gobernar Colombia. Se creó primero una base social de narcos vestidos de traje y corbata que al principio eran mirados con reticencia pero luego terminaron abrazándose con la élite tradicional en los grandes clubes sociales de Bogotá y Medellín.

6.- ¿Cuál es el poder y la influencia de la oposición, incluidas las organizaciones armadas?

Todas las costas (Pacífico, Atlántico y Caribe) están dominadas por los narcotraficantes, el ejército y sus escuadrones de la muerte. En el resto del territorio el conflicto sigue igual que hace cuarenta o cincuenta años. Sigue la confrontación entre la oposición armada y las fuerzas del estado y en medio, una población que merece ser escuchada. En Colombia, las más moderadas corrientes de disidencia política son acalladas y son muy exiguas sus posibilidades de expresión. Salvatore Mancuso, que fue uno de los jefes paramilitares, llegó a decir: «El 35% del Congreso es nuestro».

7.- ¿Cuál es el balance de la Memoria Histórica en cuanto a las violaciones de los Derechos Humanos?

No existe una estadística precisa del número de organizaciones, personas y colectividades que han sido exterminadas o gravemente destruidas por los diferentes gobiernos del estado colombiano, pongo el caso de la Unión Patriótica, el Partido Comunista Colombiano, centenares de organizaciones sindicales, estudiantiles etc. La violencia institucional estimulada contra Gaitán en la década de 1940 dejó más de trescientos mil muertos sin investigar, y decenas de miles de campesinos desarraigados. A eso hay que agregar que en los últimos veinticinco años algunos estudios del banco de datos de la Comisión Intercongregacional Justicia y Paz, o la Comisión Colombiana de Juristas, hablan de 350.000 muertos; cuatro millones de desplazados o refugiados políticos; 10.000 detenidos desaparecidos y personas sepultadas en fosas comunes o clandestinas; 6.000.000 de hectáreas robadas a las víctimas.

Sólo durante el año 2009 tuvimos 37 dirigentes sindicales asesinados, y los casos de los «falsos positivos», o sea decenas de civiles muertos, especialmente jóvenes, asesinados para presentarlos como guerrilleros muertos en combate, con el fin de mostrar éxitos militares y cobrar los beneficios del estado. Hay militares procesados pertenecientes a varias unidades del ejército como el Batallón Calibío, que se ha distinguido por asesinar a inocentes. Hoy en Colombia, se puede hablar con bastante prudencia de 7 a 12 desapariciones diarias de personas y esto es algo que viene sucediendo desde hace más de una década. En los últimos diez años ha habido más víctimas que en las dictaduras de Argentina y Chile juntas.

8.- ¿ Qué puede esperar el resto del mundo de la situación en Colombia, y cuál crees que será la evolución política en tu país, teniendo como base todos estos antecedentes?

Durante los últimos diez años todos los indicadores demuestran un gran deterioro de la población vulnerable: infancia, mujer, población indígena, afrodescendientes. El último informe de la FAO demuestra un incremento brutal del hambre en Colombia. Por contraste, el hambre en Venezuela se reduce a mínimos históricos.

Si el gobierno y sus sicarios asesinan a miles de campesinos, usurpa tierras y las entrega a las multinacionales productoras de agrocombustibles, el resultado es más muerte y precariedad para la población. No hay brazos, no hay cultivos diversos como los que ofrece el campesino, los agrocombustibles desplazan a los cultivos tradicionales, se produce una gran carestía de alimentos y productos básicos. La pobreza y el abandono son el fermento para todas las guerras.

El conflicto colombiano, lejos de solucionarse, pareciera que se agudiza cada año, como lo demuestra el acuerdo para la instalación de cinco bases norteamericanas en territorio nacional. Los colombianos seguiremos resistiendo la injusticia extrema. Seguiremos buscando la salida política al conflicto. Si no se puede, seguiremos buscando la salida…

Entrevista realizada en Madrid en diciembre de 2009.

Nota: Ricardo Ferrer logró salir de Vigía del Fuerte y luego de Medellín gracias a la valiente ayuda de anónimos pobladores y ciudadanos que arriesgaron sus vidas para que pudiera salvar la suya, luego de numerosas amenazas y atentados en su contra. 

 

 Colombia, la vena más abierta de América Latina

 

2002: EL TURBULENTO PANORAMA COLOMBIANO. Traducción hecha por la red REBELIÓN de España-

 CÍRCULO BOLIVARIANO 17 DE MARZO:

https://www.angelfire.com/rnb/17m/Colombia/turbiopanorama.html

4 de mayo del 2002

El turbio panorama colombiano

Ricardo Ferrer, 

Mauricio Lazala
 

Rebelión

En Colombia se ha pasado a la guerra abierta durante el año en el cual los ciudadanos eligen presidente y congreso. La guerra actual no es necesariamente el mayor de los problemas que enfrenta el país, pues el principal candidato a la presidencia de la República de Colombia tiene un pasado sombrío: Álvaro Uribe Vélez es conocido por seguir el peligroso juego de grupos paramilitares.

De acuerdo con la sangrienta tradición de las últimas campañas electorales, el nuevo presidente deberá ser elegido en medio de los disparos. Durante las elecciones de 1990 los cuatro candidatos de la izquierda fueron asesinados en sitios públicos. Ahora se teme que la violencia política se repita en un marco de guerra generalizada en todo el territorio nacional. En la vigente campaña electoral contamos ya con una pre-candidata secuestrada por la guerrilla y quedan pocos líderes limpios y civilistas con propuestas estructuradas para sacar de la crisis al país.

Luego de tres años y cuatro meses negociando la paz, el gobierno ha iniciado una guerra abierta contra las FARC-EP, intensificando seriamente la larga historia de casi cinco décadas de conflicto armado en el país sudamericano. En éste ambiente bélico, nadie escucha voces que promuevan nuevas negociaciones y ganan terreno las propuestas autoritarias. A su vez, las FARC manifiestan que sólo negociarán con el próximo gobernante y no con Pastrana. Ello implica que por lo menos hasta el 7 de agosto tendremos una guerra muy intensa.

Tras las elecciones parlamentarias llevadas a cabo el pasado 10 de marzo, repletas de irregularidades, no hubo un claro triunfador y el congreso colombiano resultó más fraccionado que nunca. Ninguno de los candidatos presidenciales cuenta con mayoría de sus partidos en el congreso. El actual dilema colombiano es quién va a suceder a Andrés Pastrana: En las hermosas tierras de Colombia solo suenan tambores de guerra y pocos cantan los himnos de la paz.

GUERRA ECONÓMICA

El conflicto está servido y ya hace bastante se siente el impacto sobre la economía y la infraestructura. Las guerrillas colombianas seguirán incrementando sus arcas de guerra por medio de los secuestros, la extorsión, el narcotráfico, los "impuestos de paz" y el tráfico de armas. Así mismo, pondrán en juego las lecciones aprendidas durante las guerras de Centroamérica: Combatientes de las FARC y del ELN participaron en los conflictos de Nicaragua y El Salvador, además de haber mantenido relaciones con las guerrillas de Honduras y Guatemala. Como se recordará, el Frente Farabundo Martí aplicó sistemáticamente la formula de guerra económica en El Salvador y la usó en la negociación final del conflicto. Por su parte, sus feroces enemigos, las paramilitares "Autodefensas Unidas de Colombia" (AUC), se enriquecen por los mismos medios.

Con el fracaso del proceso de paz y el inicio de la guerra abierta, es previsible que Colombia supere su propio récord de un promedio de 37.000 asesinatos al año, dos millones de desplazados internos, casi un millón de emigrantes al exterior, miles de asilados políticos, lisiados y enfermos mentales. La cara menos visible de la guerra es la devastación económica:

Esta forma de lucha incluye ataques frontales a la infraestructura, especialmente vías de transporte y sistemas eléctricos, y atentados directos a monopolios y a empresas multinacionales, causando la pérdida de miles de millones de pesos.

LUCHA TERRITORIAL

La guerrilla controla casi la mitad del país, y la mitad de los alcaldes de las pequeñas y medianas poblaciones negocian sus programas de gobierno con las nuevas autoridades locales. Adicionalmente, se encuentra una creciente actividad de los escuadrones de la muerte, financiados por terratenientes privados, grandes monopolios empresariales y algunas multinacionales del petróleo. En un inicio, el entrenamiento de los paramilitares y la asignación de sus blancos fueron hechos por el estamento militar, pero el engendro se le salió de control. Los actuales escuadrones de la muerte llevan su negocio por cuenta propia y ejecutan masacres por encargo para extender territorios de narcotraficantes y grandes hacendados. En medio están la población civil, los líderes de derechos humanos y los dirigentes sindicales que mueren por montones.

Tradicionalmente los combates entre ejército y guerrilla ocurrían en las selvas y zonas rurales. Hoy la guerra está más cerca de las grandes ciudades. Actualmente se intensifica la disputa por el control de las vías y rutas de suministros en regiones estratégicas tales como el triángulo Bogotá - Medellín - Cali. Una prueba de ello es el gran desarrollo de grupos milicianos (guerrillas urbanas) en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla. La muestra fue siniestramente otorgada el pasado sábado 6 de abril, cuando dos potentes bombas detonaron en la sureña ciudad de Villavicencion, dejando un saldo de doce civiles muertos, y el lunes 8 de abril, cuando dos coches bomba explotaron en inmediaciones de Bogotá dejando dos policías muertos y varios heridos.

En esta disputa, la joya de la corona es el Departamento de Antioquia donde ya hay enfrentamientos en el Valle de Aburrá (que incluye a Medellín), serios bloqueos en la vía hacia el golfo de Urabá, y son comunes los combates en los valles de los ríos Atrato, Cauca y Magdalena. Antioquia es una de las regiones más ricas de Colombia y por ello todos los bandos en pugna tienen grandes unidades de combate desplazadas allí. El candidato Álvaro Uribe, con sus propuestas autoritarias, pertenece a esta región y allí captó sus primeros adeptos.

IMPLICACIONES INTERNACIONALES

Las implicaciones del conflicto se extenderían al vecindario y no podemos olvidar que Colombia tiene una localización estratégica, con orillas en el Atlántico y Pacífico, la cordillera de los Andes, la selva del Amazonas y una zona inmensa de mar territorial en el Caribe. En este marco geopolítico, merecen especial atención la vecindad de Colombia con Venezuela, sacudida recientemente por una grave inestabilidad política, y la cercanía de Colombia a Centroamérica, con sus conflictos mal resueltos. Actualmente las guerrillas centroamericanas están desmovilizadas sin haber conseguido soluciones sociales. La tensión sigue viva y con un poco de calor se puede reavivar el fuego.

Por su parte, EU pasó de la guerra de propaganda a la propaganda de guerra, en un marco de intervención abierta (no sería una casualidad que justo en estos momentos se esté difundiendo la película "Daño colateral", producción hollywoodense sobre la guerra en Colombia). Luego del 11 de Septiembre, EU incluyó a las FARC en la lista de los grupos "terroristas", pero en realidad la confrontación entre las guerrillas y tropas del ejército colombiano financiadas y entrenadas por EU, viene ocurriendo desde la década del 60. En el marco de esa historia, el "Plan Colombia", o generoso nuevo paquete de ayuda militar estadounidense que el Senado en Washington ya aprobó, es solo el último eslabón de la cadena de intervenciones en el país. Mientras la visión oficial de EU frente al conflicto es la solución armada, los países europeos y latinoamericanos se la juegan toda por la salida política y las soluciones sociales.

ÁLVARO URIBE VÉLEZ

Álvaro Uribe Vélez es el candidato con las opciones más claras para ganar la presidencia de la República el próximo 26 de mayo (según la última encuesta de opinión de "El Tiempo" en marzo, Uribe lideraba con un 59% en las intenciones de voto). Pero inevitablemente Uribe enfrentará problemas de gobernabilidad y legitimidad porque carga con un pasado turbio y en el presente han sido incapaz de levantar propuestas realmente viables a la crisis. Desde el principio atacó las negociaciones de paz con la guerrilla y cedió su puesto en el proceso de paz a la comisión de la ONU, más los 10 países amigos del proceso de paz en Colombia. Además, para ser consecuente con sus ideas, Uribe Vélez ha expresado ser partidario de la intervención militar de EU en Colombia.

Colombia busca líderes limpios para una sociedad civil agotada y cada vez más presionada a optar por las salidas militaristas, pero los últimos años han estado caracterizados por la ausencia de verdaderos dirigentes políticos. En ese panorama de incertidumbre aparece Álvaro Uribe Vélez, un disidente del Partido Liberal que ha tenido éxito vendiendo la idea de que salvará al país de la catástrofe por medio de la "mano dura". Álvaro Uribe representa la lucha contra la guerrilla, pero no ofrece opciones sociales.

Su Currículum Vitae tiene lecturas opuestas según el bando del lector: Entre 1976 y 1977, Uribe fue Jefe de bienes en empresas publicas de Medellín y desde ese cargo lideró la negociación de tierras y el traslado de la población del viejo al nuevo poblado de El Peñol. Supuestamente esa experiencia lo puede presentar como un buen administrador. Pero los habitantes de El Peñol y Guatapé en el oriente de Antioquia cuentan la misma historia desde los muertos y desaparecidos que sufrieron durante la negociación por las tierras que debían ser sumergidas para el embalse proyectado por Empresas Públicas de Medellín. El proyecto hidroeléctrico del Peñol fue más impuesto que negociado, y la población civil solo conoció gases lacrimógenos, expropiaciones de tierras para la hidroeléctrica y destierro forzado.

En otro apartado de su currículum, el período de Álvaro Uribe al mando de la Aeronáutica Civil no se distinguió precisamente por el control al narcotráfico en los aeropuertos. Entre 1995 y 1997, como gobernador de Antioquia, dió apoyo directo a las paramilitarizadas Cooperativas de Vigilancia Privada, "CONVIVIR", lo cual le originó reproches de la comunidad internacional y de la Comisionada de Derechos Humanos de la ONU para Colombia, Almudena Mazarrasa. El padre de Álvaro Uribe fue asesinado por la guerrilla y eso lo marcó para siempre. Mientras Uribe Vélez gana poder político, ataca sistemáticamente todo lo que se parezca a movimientos sociales, reivindicaciones laborales, jornadas de protesta y grupos defensores de los derechos humanos, porque todo ésto, para Álvaro Uribe, huele a guerrilla. Tal política le genera apoyo entre la dirigencia empresarial, más amiga de recortes en los salarios, bajas pensiones, poca estabilidad laboral y carencia de derechos sindicales.

La sombra más sangrienta que pesa sobre las páginas del historial de Uribe Vélez se produjo en 1997. Durante éste año ocurrieron las principales masacres de Antioquia, debidamente documentadas por periodistas y activistas de derechos humanos, en la zona del río Atrato. Las masacres de civiles fueron cometidas en la jurisdicción de la Brigada XVII, bajo el mando del general Rito Alejo del Río Rojas, quien se encuentra actualmente bajo proceso de investigación judicial. Durante el tiempo en que ocurrieron los abusos contra la población civil de Antioquia, Álvaro Uribe omitió interceder en favor de la población y omitió proceder contra el general Rojas.

El escuadrón de la muerte AUC tiene interés en las selvas del Atrato porque allí puede sembrar coca, instalar laboratorios y sacar la cocaína por las rutas de Panamá.. Desde mayo de 1997 hasta mayo de 2000 las AUC tomaron el poblado de Vigía del Fuerte como una de sus bases de operaciones. Desde allí sus hombres controlaron el río Atrato hasta su desembocadura en el golfo de Urabá. Durante tres años las autoridades locales hicieron la vista gorda ante docenas de cadáveres que flotaban en el río. Las pruebas acumuladas contra el general Rojas señalan el trabajo conjunto entre escuadrones de la muerte y el Ejército Colombiano en las regiones de Córdoba, Urabá y el Atrato. En el seguimiento como periodista que Ricardo Ferrer desempeñó en la zona del Atrato, confirmó dicha cooperación, y lo mismo ha sido denunciado por organizaciones internacionales como Amnesty International y Human Rights Watch.

Si el general Rojas fue el ejecutor de masacres en Urabá y el Atrato, el gobernador Álvaro Uribe Vélez fue el gran encubridor de las mismas. Era imposible ignorar el asunto cuando los muertos flotaban en el río Atrato durante días a la vista de todo el mundo: Los escuadrones de la muerte habían dado la prohibición de recoger los cadáveres.

2002, TIEMPOS DIFICILES

Los ánimos están muy calientes como para negociar un alto al fuego o disminuir las hostilidades durante las dos rondas de votaciones en mayo y junio, en las cuales se elige el presidente. En 1948 fue asesinado el candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán, por levantar la bandera de las reformas sociales, y desde entonces miles de políticos han muerto, víctimas de la intolerancia y la cultura de exclusiones. Como se mencionó anteriormente, las elecciones presidenciales de 1990 fueron acompañadas por bombas y asesinatos de cuatro candidatos presidenciales. En la misma década, el acribillamiento en serie de más de 4,500 militantes de la Unión Patriótica, le quitaron respaldo a las voces moderadas y liquidaron aquél movimiento político.

La agenda 2002 para Colombia tiene entre sus ingredientes la guerra del gobierno contra las FARC, el proceso electoral y el cronograma de guerra antiterrorista de George Bush. Queda pendiente la guerra del gobierno contra los paramilitares, pero es difícil que esto último ocurra. Para las personas que no estamos alineados con los promotores de la guerra, nuestra única opción es la de mediar en defensa de la población civil y prevenir las nefastas consecuencias que opciones autoritarias pueden traer para Colombia. Ya vimos los resultados tan negativos en otras partes de Latinoamérica como el de Fujimori en el Perú. En el caso de Álvaro Uribe, todavía estamos a tiempo de evitar que Colombia viva otros cuatro años llenos de sangre.

En las múltiples masacres en Colombia han participado todos los bandos en conflicto. Con la anunciada creación de la Corte Penal Internacional, es posible que algún día todos los genocidas colombianos tendrán que comparecer ante un juez internacional. Mientras tanto, la economía del país es devastada y se sigue llenando tristemente de más huérfanos y más viudas.

(*) Ricardo Ferrer Espinosa es un periodista colombiano que vive como asilado político en España. Mauricio Lazala es un politólogo colombiano que reside actualmente en México.

Tomado de Rebelión

2002: COLOMBIA: A turbulent panorama

  June 2002 > A turbulent panorama

Colombia

EN ESTE ARTÍCULO ANTICIPÉ QUE AUV LLENARÍA A COLOMBIA DE VIUDAS Y HUÉRFANOS.

Saturday 15 June 2002, by Mauricio Lazala, Ricardo Ferrer

 

https://internationalviewpoint.org/spip.php?article427

 

Alvaro Uribe Velez was elected President of Colombia on May 26, 2002. In an article written before the election, Ricardo Ferrer and Mauricio Lazala examine the background to Velez’s victory.


Colombia has passed over into a stage of open war during a year in which the citizens elect their President and the Congress. But today’s war is not necessarily the greatest of the problems facing the country: the main candidate for the Presidency has a dark past: Alvaro Uribe Velez has a reputation of participating in the dangerous games of the paramilitary groups.

In accordance with the bloody tradition of the Colombia’s previous electoral campaign, the new President will be elected in the midst of gunfire. During the elections of 1990, the four candidates of the left were murdered, in public places. Now it is feared similar political violence will be repeated, but within the framework of a war that extends all across the country. In the current electoral campaign we already have a previously announced presidential candidate who has been kidnapped by the guerrillas. There are few leaders around who are known to be "clean" and there are few civil rights activists who have structured proposals to pull the country out of the crisis.

After three years and four months of peace negotiating about peace, the government has begun an open war against the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) and the Army of National Liberation (ELN), seriously intensifying this latest phase of almost five decades of armed conflict in this South American country. In this war-like atmosphere no voices can be heard promoting new negotiations. More authoritarian proposals are gaining political ground. For its part, the FARC-ELN makes it clear they will only negotiate with whoever the next government will be, and not with President Andres Pastrana. This implies that at least until August 7, Colombia will have a very intense war.

After the March 10, 2002 parliamentary elections, which were filled with irregularities, there was no a clear winner and the Colombian Congress ended up being more divided than ever. None of the parties of any of the presidential candidates have a majority in the Congress. The current dilemma is who is going to replace Pastrana. In the beautiful land of Colombia they only dream of the drums of war and few sing the hymns of peace.

Economic War

Already the impact of the war on the economy and the country’s infrastructure is being felt. The Colombian guerrillas will continue adding to their war chests through kidnappings, extortion, drug and arms trafficking and the imposition of "peace taxes". At the same time the FARC will put into effect the lessons learned during the recent wars in Central America: fighters from the FARC and the ELN have participated in the Nicaragua and El Salvador conflicts. In addition they have maintained their relations with the guerrillas in Honduras and Guatemala. As will be remembered, in El Salvador, the Frente Farabundo Marti systematically applied the formula of "economic" war and used it in negotiating an end to the conflict. On the other hand, the FARC and the ELN’s ferocious enemies, the paramilitaries, "Self-Defence Group of Colombia" (AUC), have enriched themselves through similar methods.

The failure of the peace process and the beginning of open war, makes it predictable Colombia will surpass its own record of an average of 37,000 people assassinated a year, with two million people displaced by the conflict, and almost a million people forced into emigrating, thousands of people forced into political exile, thousands more injured and thousands more mentally ill.

But the least visible aspect of the war is the economic devastation. This latest form of the struggle includes frontal attacks on the country’s infrastructure, especially transport highways and the electricity distribution system, with direct attacks on the large business monopolies and multi-national businesses, causing losses of billions of pesos.

Territorial Struggle

The guerrillas control almost half of the country, and half of the mayors of small and medium sized towns negotiate with these new local authorities to obtain approval for their municipal programmes. At the same time there is increasing activity by the death squads who are financed by the private landholders, the large business monopolies and some of the multi-national petroleum corporations. In the beginning, the training of the paramilitaries and the assignment of their targets was carried out by the military, but this crazy scheme got out of control. The present day death squads conduct their own business of carrying out massacres "to order" to extend the territories of the drug traffickers and the great landowners. In the middle is the civilian population. Civil rights and trade union leaders are dying by the score.

In the past, the battles between the army and the guerrillas took place in the jungles and in rural areas. Today the war is much closer to the large cities. The struggle is being intensified for control of the highways and supply routes to strategic regions such as the Bogota-Medellin-Cali triangle. Recent evidence of this can be seen in the widespread growth of militia groups (urban guerrillas) in cities such as Bogota, Medellin, Cali, Cartagena and Barranquilla. This was tragically underlined on Saturday April 6, 2002 when two powerful bombs exploded in the south-east city of Villavicencion, leaving twelve civilians dead. On Monday April 8, two car bombs exploded near Bogota, killing two police officers and causing several other injuries.

In this contest, the jewel in the crown is the Province of Antioquia where already an armed confrontation is taking place in the Aburra Valley (which includes Medellin) with a series of blockages on the highway that goes to the gulf of Uraba. Fighting is widespread in the valleys of the rivers Atrato, Cauca and Magdalena. Antioquia is one of the richest regions of Colombia and because of this all the guerrilla bands united in the struggle there are from outside the area. On the other hand, the candidate for the Presidency, Alvaro Uribe, the one with authoritarian proposals, belongs to this region and got his first support there.

International Implications

The conflict in Colombia has serious implications for its neighbours and might be extended to them. It should not be forgotten that Colombia has a strategic location on the continent, with coasts both on the Atlantic and the Pacific, with the mountains of the Andes and the Amazon jungle and, an immense maritime zone in the Caribbean. In this geo-political framework, the proximity of Colombia to Venezuela, which was recently shaken by serious political instability, and the closeness of Colombia to Central America, with its poorly resolved conflicts, merits special attention. The guerrillas of Central America were demobilized without the solving of the social problems of their countries. The social tensions there are still strong and with a little heat the fire of the battles there could be revived.

For its part, the United States has passed from a propaganda war to propaganda for war, within a framework of open intervention, (it may not be an accident that at this time the movie "Collateral Damage" is in circulation, a Hollywood production about the war in Colombia). After September 11, 2001, the United States added the FARC to its list of "terrorist" groups, but in reality, the confrontation between the guerrillas and the troops of the Colombian army, financed and trained by the United States, has been going on since the 1960s. The generous new package of United States military support that the Senate in Washington has now approved for Colombia, better known as "Plan Colombia", is only the latest link in the chain of the United States’ history of intervention in the country. While the policy of the United States to deal with the conflict is based on a military solution, the rest of Latin America and the European countries stake everything on social solutions for the country and a political way out of the crises.

Alvaro Uribe Velez

Alvaro Uribe Velez is the most likely candidate to win the Presidency on May 26, 2002. According to recent opinion polls in the newspaper El Tiempo, Uribe has the support of 59% of those intending to vote. But inevitably, Uribe will be faced with problems of governing and legitimacy. He carries a dark past, and until now, has been incapable of putting forward really viable proposals to deal with the current crisis. Early on, he attacked Pastrana’s peace negotiations with the guerrillas and abandoned his own seat in the peace process, on the United Nations Organization (UNO) commission, which is made up of the more than ten countries who are friendly to the Colombian peace process. Moreover, consistent with his beliefs, Uribe Velez has stated that he supports United States’ military intervention.

Colombia is in search of "clean" leaders for a civil society that is exhausted and is under pressure to choose a militaristic solution. The last years have been characterized by the absence of any trustworthy political leader. Into this panorama of uncertainty Alvaro Uribe Velez, a dissident in the Liberal Party, has made his appearance. He has had some success selling the idea that through the applying of a "strong hand", he can save the country from catastrophe. Alvaro Uribe stands for a war against the guerrillas but he offers no social options to his people.

His resume can have differently meanings, depending on who is doing the reading. In 1976 and 1977, Uribe was head of the Goods of Public Companies of Medellin and he led the land negotiations about the dam construction for the new Penol hydro-electric project and the moving of the population to the new village of El Penol by Uribe’s Corporation. Supposedly this experience allows him to present himself to the voters as a good administrator. But the inhabitants of El Penol and Guatape in the east of Antioquia, all tell the same story, about the deaths and the disappearances they suffered during the negotiations about the land which was scheduled to be submerged. The Penol hydroelectric project was imposed on the people, rather than negotiated, and during its construction with many suffered forced exile, tear gassings and land expropriations.

In another part of his resume, Alvaro Uribe states that for a period he was Director of the Civil Aeronautics. But while in that position, he did not exactly distinguish himself by controlling drug trafficking at Colombia’s airports. On the other hand, between 1995 and 1997, as provincial governor of Antioquia, he gave his support to the paramilitaries organized in the Private Vigilance Co-operative, "CONVIVIR", an organization condemned by the international community and by Almudena Mazarrasa, the UN Human Rights Commissioner for Colombia.

Several years ago, Alvaro Uribe’s father was assassinated by the guerrillas. This experience left its mark on Uribe and as he gained political power he systematically attacked everything that had the appearance of being a social movement, whether it be groups of workers making demands, days of protests or groups who defend human rights. For Alvaro Uribe, all of these smelled of the guerrillas. Such policies generated support for him among big business leaders who are sympathetic to cutting wages, lowering pensions. They don’t care much about labour stability or the lack of trade union rights.

The bloodiest shadow that is cast over Uribe Valez’s personal history results from the events of 1997. During that year, in Antioquia, in the area of the river Atrato, major massacres took place. These are well documented by journalists and human rights activists. These massacres of civilians were committed in the area under the jurisdiction of the 17th Brigade, under the leadership of General Rito Alejo del Rio Rojas, who is presently under judicial investigation. During the time in which these abuses against the civilian population took place, Alvaro Uribe failed to intercede on their behalf and failed to take any legal proceedings against General Rojas.

The AUC death squads have a special attraction to the jungles of Atrato because they can plant coca there, install cocaine- processing laboratories and take the cocaine out of the country via Panama. From May 1997 until May 2000 the AUC took over the town of Vigia del Fuerte for its base of operations. From there, its men controlled the river Atrato to where it entered into the gulf of Uraba. For three years the local authorities shut their eyes to the sight of the dozens of bodies which floated down the river. Evidence accumulated against General Rojas, showing the Colombian army’s co-operation with the death squads in the regions of Cordoba, Uraba and the river Atrato. In his investigative reports, sent from the area of the river Atrato, journalist Ricardo Ferrer, one of the authors of this article, has confirmed the existence of this co-operation which has since been denounced by international organizations such as Amnesty International and Human Rights Watch.

If General Rojas was the director of the massacres in Uraba and in the area of the river Atrato, the governor, Alvaro Uribe Valez, was the person who covered the crimes. They were impossible to ignore when the dead floated in the river Atrato every day, in full view of everyone: the death squads had given an order prohibiting the recovery of the bodies.

2002 - Difficult Times

Spirits are very high among some people about the possibility of negotiating a ceasefire or reducing hostilities during the rounds of voting in May and June when the President will be elected. In 1948, the presidential candidate, Jorge Eliecer Gaiten, was assassinated because he raised the banner for social reforms. Since then, thousands of politicians have died, victims of violent political intolerance and a culture of violent political exclusion. As mentioned, the Presidential elections of 1990 took place amidst bomb explosions and the murder of four Presidential candidates. In the same decade, the killing of more than 4,500 militants of the Patriotic Union, eliminated support for voices of moderation and liquidated that political movement.

Among the items on the list of Colombia’s 2002 agenda is the government’s war against the FARC-ELN, the election of a President and a new Congress, and George Bush’s time-table for the anti-terrorism war. Pending is the government’s offensive against the paramilitaries, but it is extremely doubtful that this will happen. For those people who are not aligned with those who promote the war, the only option must be that of intervening in defence of the civilian population to prevent the dreadful consequences of the options that the authoritarians could bring to Colombia. Already we have seen such results in other countries in Latin America such as with Fujimori in Peru. In the case of Alvaro Uribe, we still have time to prevent Colombia living through four more bloody years.

All the groups in the conflict have participated in multiple massacres in Colombia. With the announcement about the creation of an international penal court, it is possible that some day all Colombians who participated in this genocide will be forced to appear in front of an international judge. In the meantime, the economy is becoming devastated and the country, sadly, continues to fill up with more widows and orphans.

  • Mauricio Lazala

    Mauricio Lazala is a specialist in Colombian politics and nowadays lives in Mexico.

  • Ricardo Ferrer

    Ricardo Ferrer Espinosa is a Colombian journalist who is in political exile living in Spain.